Emprender a los 40… El tema de este post surgió a raíz de una conversación con amigas. Todas nos encontrábamos en situaciones laborales muy distintas pero coincidíamos en lo difícil que era el mercado laboral para las mujeres y sobre todo, una vez cumplidos los temidos 40. Y es que las posibilidades de ascender dentro de una empresa se reducen considerablemente y ya no hablemos si pretendes reincorporarte al mercado laboral después de unos años sin trabajar fuera de casa.
Entonces alguien habló de la opción de emprender, de ser tu propia jefa gestionando el tiempo y esfuerzo según consideres oportuno y volvimos a coincidir en que era una opción excelente porque, llegada a una cierta edad, empieza a apetecernos y vemos factible abandonar «la zona de confort» en la que nos hemos encontrado los últimos años y que nos ha servido de refugio.
A raíz de ese encuentro, comencé a estudiar sobre este tema. ¿Sabíais que hay estudios que afirman que son casi el doble los emprendedores de éxito mayores de 50 años que los menores de 25? Si lo piensas bien, tiene lógica.
Emprender a los 40 puede ser una gran opción a tener en cuenta por diversas razones:
- En primer primer lugar, contamos con una amplia experiencia en el mundo laboral ya que seguramente hayamos ocupado determinados cargos con diversas responsabilidades. Sabemos perfectamente qué tipo de trabajo somos capaces de desempeñar y conocemos nuestras fortalezas y debilidades.
- Sabemos mucho mejor lo que queremos y esperamos en la vida, no sólo en el plano personal sino también en el laboral o empresarial. Saber hacia donde queremos dirigirnos y tener una meta es importantísimo y un gran aliciente para enfrentarnos a este nuevo reto.
- Empieza una época en la que los «sueños no cumplidos» empiezan a pesar y a hacer mella en nuestro interior. Las preguntas «¿Ni siquiera lo voy a intentar?» o «¿Qué puedo perder?» empiezan a atormentarnos y eso nos hace ser más decididos y poner, como se suele decir, «toda la carne en el asador». Es el momento de convertir nuestra pasión en un proyecto.
- En muchos casos, el haber trabajado durante tantos años nos ha permitido generar un colchón económico que, por qué no, puede ser invertido en cumplir nuestro sueño. Para ser justos con nosotros mismos, nos lo merecemos.
- Por último, una vez cumplidos los 40, somos más conscientes de los errores cometidos y por lo tanto, estamos mucho más dispuestos a adaptarnos a los cambios y nuevas situaciones. Este punto resulta de gran utilidad cuando emprendes un proyecto personal (hemos aprendido de los errores cometidos durante nuestra juventud).
Obviamente, no podemos tirarnos a la piscina sin más. Antes de comenzar es muy importante hacer un estudio de mercado minucioso donde se determine, lo más detalladamente posible, los riesgos que deberás asumir, así como las oportunidades que pueden generarse. Ten también en cuenta los gastos que va a conllevar y asegúrate de que puedes hacerles frente. Por último, es aconsejable que contactes con empresarios del sector en el que pretendes introducirte y sin duda alguna, buscar apoyo profesional en aquellos puntos o temas que dudes o desconozcas (lo gratis muchas veces sale caro).
Por todo ello, podemos decir que emprender a los 40 (o a partir de los 40) NO es ninguna locura sino más bien, una oportunidad: una oportunidad de cumplir nuestros sueños y demostrarnos a nosotras mismas y a la sociedad lo capaces que somos.
¡Mucho ánimo, da el paso y cómete el mundo!
2 Comentarios
Incluso si empiezas de 0 y sin nada, debes intentarlo. Justo necesitaba la señal y gracias a ti creo que es lo que debo hacer. Gracias María, porque los sueño siempre hay que perseguirlos hasta cumplirlos 😘
Me alegra muchísimo leer tu comentario y me alegra aún más que te haya ayudado el post. gracias por escribirlo y te mando un abrazo muy fuerte.